Un mal día

Hay días en los que todo sale mal, un script que no acaba de funcionar, revienta una lavadora, un servidor que no sincroniza, la comida se quema, los niños se escapan del colegio, se va la luz y con ella toda la carne del congelador, las cigarras acaban con toda tu producción de uvas...
Solo eran ejemplos, pero ¿dónde está el límite?, ¿cuándo decidir dar un día por finiquitado y esperar pacientemente a que otro llegue?. Hace mucho tiempo un conocido -no recuerdo exactamente quien- me dijo una sabia frase: "Nunca digas que un día ha sido suficientemente bueno o malo hasta despertarte al día siguiente". Siempre puede mejorar (o empeorar).
En fin, que me apetecía escribirlo, pero tampoco me quiero quejar porque todavía no me he despertado mañana, y si me pongo a pensar... ¡demonios, tampoco ha sido tan malo!. Es lo que tiene esto del blog, abres una pequeña ventana, un textarea en blanco e intentas convertir en letras lo que se te pasa por la cabeza.
En fin, no me hagan mucho caso, probemos a reiniciar y a ver si la gracia del espíritu digital y el dospuntocerismo se congratula con este humilde loquesea.